“Los feminicidas no sólo las matan a ellas, acaban con la familia: Antonia Alemán, madre de Karina”

Durante el conversatorio mensual titulado Familiares víctimas de feminicidio organizado por la Red Universitaria de Géneros, Equidad y Diversidad Sexual (Rugeds) de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), en colaboración con la Unidad de Acción para la Prevención y Erradicación de las Violencias de Género, la Inclusión con Equidad y el Respeto a las Diversidades de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Iztapalapa (UNIgénero UAM-I), Antonia Alemán, madre de Sandra Karina García Alemán, afirmó que los feminicidas no sólo matan a sus víctimas, también acaban con la vida de toda la familia.

“Mi vida cambió el día que me dijeron que mi hija estaba muerta, yo sigo aquí nada más para garantizar que haya justicia para Karina”, señaló Antonia Alemán, después de narrar que Sandra Karina García Alemán, ingeniera civil egresada de la UAM Azcapotzalco y la menor de tres hermanos, nació el 7 de diciembre de 1992. “Desde pequeña fue muy inteligente, los maestros me decían que era una gran estudiante y sacaba menciones honoríficas y ya en la universidad ayudaba a los maestros en la UAM. Era sonriente y optimista, ayudaba a todos, era solidaria”. Karina terminó la licenciatura y quería estudiar una maestría. “Era una mujer excepcional, en el pueblo la recuerdan como una mujer muy noble”. 

Imágenes de conversatorio

En la UAM Azcapotzalco fue develado un muran en honor de Kari, como le decían de cariño a la joven, quien fue asesinada cuando tenía 27 años por su pareja, el 28 de mayo de 2020 en San Luis Tecuautitlán, municipio de Temascalapa Estado de México.

En esta charla, que forma parte del ciclo Feminicidio, una perspectiva desde las universidades, las madres de tres víctimas de feminicidio describieron a sus hijas como seres valiosos y relataron la historia de cada una que fue truncada, en una sesión virtual conmovedora y difícil, pero necesaria para que cada una de ellas sea recordada y visibilizada.

Lidia Florencio, madre de Diana Velázquez Florencio, afirmó que la herida de perder a su hija nunca va a sanar, pero agradeció este tipo de espacios que le permiten hablar de su hija, lo que es doloroso, pero le da la oportunidad de recordar desde el día en que nació, el 4 de marzo de 1993.

“Cuando Diana era pequeña jugaba con sus hermanos. Siempre fue muy sensible, amaba a los animales, quería rescatarlos y les llevaba de comer y de beber cuando podía”. Lidia relató que junto con su hija recorrían en bicicleta los tianguis para comprar libros e indicó que Diana era una mujer trabajadora que vendía dulces en la vía pública para recaudar dinero y comprar una computadora personal para continuar sus estudios de preparatoria. Una de las grandes alegrías que tuvo Diana fue saber que estaba embarazada y estaba segura de que la llegada del bebé sería un aliciente para lograr sus sueños, pero lamentablemente nada de eso se cumplió ya que fue asesinada en julio de 2017. 

“La muerte de Diana nos destrozó a todos, estos crímenes de odio son recurrentes en el Estado de México, nos truncaron nuestro proyecto de vida y se cambió por la búsqueda de justicia, porque sabemos que en este México indolente es difícil que nuestras hijas accedan a la justicia que siempre se les niega, si no alzamos la voz y hacemos presión por medio de marchas, entrevistas, las autoridades no hacen nada. La familia quedó fracturada, a más de 5 años del feminicidio de Diana ya nada es igual. Si nuestras hijas no tienen esa justicia legal, por lo menos que tengan justicia social, que la sociedad se dé cuenta que ellas existían, que sean honradas y nombradas, aunque sea en una barda,” concluyó Lidia Florencio.

En su intervención, María Margarita Alanís Rosales, madre de Campira Lisandra Camorlinga, nacida el 10 de diciembre de 1985, comentó que su hija amaba a los animales, en especial a los gatos, y por lo que decidió estudiar veterinaria en la UNAM, pero no terminó porque sufría mucho cuando iban de práctica a los rastros, luego estudió inglés, era madre de dos niños, un varón de 12 años y una pequeña de 1 año 11 meses. Margarita Alanís indicó que al saber de la muerte de su hija lo único que le interesaba es darles una buena escuela a los niños, ayudarlos a que crezcan de la manera más sana. “No creo en la justicia de los hombres, pero creo en la justicia divina, creo en el karma, por eso no me interesó lo que pasara con el feminicida”. Campira Lisandra Camorlinga fue asesinada el 31 de diciembre de 2016 por su novio, quien fue detenido en Guatemala en octubre de 2017 y actualmente se encuentra preso en el reclusorio Norte.

Socorro Damián, de UNIgénero UAM-I y moderadora de la conversación, aseguró que desde las universidades se están generando estos espacios de reflexión para escuchar qué dicen las mamás, las académicas, las organizaciones, las colectivas de mujeres estudiantes sobre esta problemática que se puede cortar de raíz desde las universidades. Por último, al agradecer la presencia de las ponentes, Analhi Aguirre, de la Rugeds, cuestionó por qué las autoridades no cumplen con su trabajo ni la sociedad levanta la voz ante la violencia de género e indicó que es función de la academia decirle a la sociedad qué es lo que está pasando respecto a los feminicidios.